Hoy ha sido uno de esos días.
Esos días malos en los que nada más levantarte sabes que no van a ir bien. De esos en los que estás en la universidad y te encierras sola en el baño para llorar. En los que los exámenes te salen fatal y tienes que fingir que no te importa y que estas bien.
De esos en los que lo único que quieres es desaparecer, tumbarte en la cama, taparte entera de pies a cabeza con el edredón nórdico y no salir de allí hasta dentro de un mes.
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