Mierda.

Y, de pronto, te das cuenta de que tus expectativas, como siempre, superaron la realidad y que nada ha ocurrido como te habías imaginado. De que te peleaste con tus padres para que te dejaran quedarte este fin de semana. Que ibas a estudiar.
Y ahora, cuando sabes que ya está todo perdido, sabes que has tirado el tiempo. Que no te sabes nada del examen del lunes y que, desgraciadamente, tus padres vuelven a tener razón y no se te puede dejar sola.

Solo espero que mañana me cunda el tiempo en la biblioteca y que, con un poco de suerte, me salga bien el examen.

Cinco minutos más, mamá.

Esa sensación de no haber dormido nada en toda la noche, de que tu cuerpo y tu mente siguen cansados aunque hayas dormido las ocho horas recomendadas por el médico.
Esas ganas de no levantarte de la cama y de quedarte ahí horas y horas, de faltar a clase o llegar tarde por esos cinco minutos que parece que te faltan.
Esa absoluta certeza de que tienes un problema porque te has levantado pensando en la misma persona que tenías en mente al acostarte, y que sabes que tendrás durante el resto del día.

Esa sonrisa inevitable que te sale cuando te vas a la cama sabiendo que mañana vas a poder levantarte a la hora que quieras, sin despertadores, sin presiones, con cinco, diez, quince, veinte o los minutos que quieras de más.

Sábado noche = Fiesta

Sabes que el sábado vas a salir con tus amigos por tu cumpleaños, sabes que vas a ir a casa de uno de ellos a cenar y luego al Lemon a darlo todo. Sabes que vas a beber, porque quieres ponerte guapa, guapa (como diría alguno de tus amigos), sabes que es lo que te vas a poner y con quién vas a salir. Lo que no sabes hasta el final de la noche, hasta que no son las 6 de la mañana y estas volviendo en el metro con todos. Hasta que no llegas a tu casa, te lavas los dientes y empiezas a acordarte de cosas de la noche, es de lo increíblemente bien que te lo has pasado. De lo mucho que te has reido, y de que tus amigos son imprescindibles y no los cambiarías por nada.

                                                  :)

Sorpresa.

Cuando tus amigas de la universidad sacan de la nada un oso de peluche gigantesco y una tarta de chuches con forma de corazón (porque claro, a parte de tu cumpleaños, también es San Valentín) mientras te cantan el cumpleaños feliz, es cuando se te ilumina la cara, la sonrisa no puedes evitarla y, aunque llueva y sea un día deprimente, eres feliz de haber conocido a unas personitas tan increíbles.

Gracias :)

Red lips

Hoy me apetece pintarme los labios.



19

Y es que en breves va a ser mi cumpleaños. Me esta empezando a entrar la ansiedad y cuando eso me pasa, tiendo a comer mucho chocolate. Menos mal que no queda. Creo que iré a por las galletas.

    Espero que mi mamá no me las esconda...

Fumar.

En estos momentos de tensión y nervios, siento la necesidad de algo que me relaje e, inevitablemente, pienso en un cigarro y en la sensación de calma que puede llegar a proporcionarme una simple calada.

                  Nota mental: fumar mata.